Un día fuí a un restaurante y el camarero me dió unos cubiertos muy especiales. Se trataba de unos cubiertos que tenían vida propia, me dí cuenta cuando me trajeron la sopa y oí un grito
_¡Que me quemo!_
_¡Como puedes hablar!_
_Estamos hartos de que no os fijeis en la temperatura de la comida_
_Eso, eso _dijeron el tenedor, el cuchillo y la cucharita.
_ Lo siento, a partir de ahora tendré mas cuidado y le diré a todos mis amigos lo mismo
El mensaje corrió de boca en boca y desde entonces todos los niños tienen cuidado a la hora de comer.
Martina 4ºB
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